“Imaginemos”: De buena mañana, Vladimir Putin, presidente de Rusia, se ha pimplado dos botellas de vodka del mini bar de un hotel y no las ha pagado. Me percato de la historia al mediodía. ¿Cómo?

Blogs, tweets, entradas en diferentes redes sociales, medios digitales, páginas web, newsletters, tutoriales en youtube, televisión y rádio online, podcast… Hoy en día tenemos infinidad de posibilidades para acceder a la información. La camarera del hotel se lo ha contado a su primo, su primo a un tío con el que trabaja y este ha hecho un tweet que un blogger ha ampliado explicando la visita institucional del máximo mandatario ruso a Azerbaiyán hasta hacer el artículo.

Algunos dicen que es el fin de la prensa escrita. Esperamos que no, por dos motivos: connotaciones y sensaciones. Lo que no va a ser en ningún caso es la muerte del periodismo.

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Todas las posibilidades online nos aseguran un input: inmediatez. Es importante. Actualización inmediata. Si Putin se ha bebido dos botellas de vodka del mini bar de un hotel de Bakú y no las ha pagado, a los minutos habrá un artículo en la versión digital de un medio argentino que habrá traducido la entrada del blog original.

Esta inmediatez se está comiendo el modelo de negocio de la prensa escrita. La cogorza del presidente ruso ya será conocida por todo el mundo cuando aparezca en los periódicos la mañana siguiente. Pero la red no nos puede asegurar otros inputs que los diarios clásicos sí pueden: información corroborada, bien jerarquizada y contextualizada. Alguien podría pensar: “¡La objetividad también!”. No, amigo, eso de la objetividad no existe. Pero es un debate diferente y tiene para escribir un libro.

En este caso hablamos de inputs, y estos se transmiten en connotaciones. Si un amigo me dice que Vladimir Putin se ha puesto fino de vodka y no ha pagado, puedo creérmelo. O no. “Lo he leído en el BlaBlaBla”, me dice. “Enséñamelo…”, contestaría. Tenemos dos posibilidades. 1, que BlaBlaBla sea el blog de un azerbaiyano o 2, que sea un periódico. Si se trata de la primera opción, buscaré tres o cuatro portales más que lo expliquen y que no sean un copiar-pegar. Si se trata de la segunda, entiendo que lo han hecho por mí.

No es que todo lo que aparece a la red sea dudoso y sin corroborar, ni que todo lo que aparece en los medios de prensa escrita sea impoluto. De hecho, hay muchos medios online que trabajan de manera excelente la información, y otros de prensa escrita que son el boletín de algún partido o empresa. Pero hablamos de connotaciones y, de entrada y sin cabeceras, es mucho más creíble la información de un diario que cualquier artículo colgado en la red; como decíamos, con excepciones.